SECRETARIO ARTURO HERRERA: EL CAMINO A LA RECUPERACIÓN
EPISODIO 5 - PODCAST NORTE ECONÓMICO
- El quinto episodio del podcast Norte Económico, producido por Banorte, ya está disponible en Spotify, Apple Podcasts y en el sitio GFNorte.
- En este capítulo, Gabriel Casillas y Alejandro Padilla charlaron con el Secretario de Hacienda de México, Arturo Herrera Gutiérrez, acerca de la coyuntura que vive actualmente la economía nacional, las finanzas públicas y la posibilidad de una Reforma Tributaria.
- “La recuperación será distinta a la de crisis anteriores y es que tenemos un sector financiero bastante robusto, en particular la banca comercial con niveles de capitalización muy diferentes a los de otras crisis.” Srio. Arturo Herrera
Ciudad de México, 17 de junio de 2020.— En el quinto episodio del podcast Norte Económico, producido por Grupo Financiero Banorte, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez; compartió su visión sobre las condiciones que permitirán la reactivación de la economía mexicana durante el segundo semestre de este año.
Gabriel Casillas y Alejandro Padilla, quienes lideran el área de Análisis Económico de Banorte, hablaron con el Secretario Herrera acerca de la coyuntura para la economía nacional, las finanzas públicas y la posibilidad de una Reforma Tributaria en México, en medio de la crisis sanitaria y económica que ha desatado el Covid-19.
En el primer bloque, Herrera mencionó que ésta ha sido una crisis de carácter casi inédito, la cual impactó diversos sectores y provocó una caída de la actividad económica, que según cálculos preliminares para el cierre del segundo trimestre fue de entre 18 y 19 por ciento en abril, y un poco menor en mayo. El funcionario agregó que la apertura parcial de diversas industrias dará pie a una recuperación muy alta respecto de la base de comparación en la que estamos hoy, pero más lenta que la caída.
Confió en que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC) sea uno de los motores que impulsen el crecimiento económico en el segundo semestre, junto con la banca comercial, la cual cuenta con extraordinarios niveles de capitalización y que permitirá el relanzamiento de la economía a través del crédito.
En el tema de las finanzas públicas, el Secretario de Hacienda mencionó que “de una forma u otra, nosotros vamos a poder paliar este año”. Recordó que la economía y las finanzas públicas tienen ciclos: “Los fondos de estabilización fueron pensados de esa forma: se iba ahorrando en los años de vacas gordas para gastar en los años de vacas flacas. No habrá un año de vacas tan delgadas como las que estamos viviendo en 2020, pero eso no debe permitir que bajemos la guardia. Por el contrario, en algún momento de 2021 o 2022 debemos empezar a ahorrar nuevamente, porque con suerte no vamos a ver una crisis como esta en muchos años”.
Cuestionado sobre la Reforma Tributaria en México, el Secretario de Hacienda dijo que el país recauda poco más de 13 por ciento del PIB, lo cual es insuficiente para su nivel de desarrollo. “Nadie ha negado a lo largo de las décadas que el país necesita más ingresos; lo que ha sido muy difícil es el tránsito político”. En este sentido, reconoció la política de austeridad y combate a la corrupción del presidente Andrés Manuel López Obrador, acciones que ayudarán al tránsito político cuando se inicie la discusión sobre este tema.
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Transcripción:
PRESENTACIÓN
GC: Hola a todos, bienvenidos a Norte Económico, un podcast de Grupo Financiero Banorte. Mi nombre es Gabriel Casillas y me acompaña Alejandro Pandilla, ambos lideramos los equipos de análisis económico y financiero de Banorte. ¿Cómo estás, Alex?
AP: Me encuentro muy bien, Gabriel, y con un gran gusto de saludarte a ti y a todos los que nos honran al escucharnos. Espero que todos ustedes continúen bien. Debo confesar que estoy muy emocionado por el material que tenemos para este quinto episodio.
GC: Pues cómo no, estimado Alex, hoy en Norte Económico tenemos un invitado de súper lujo. Tenemos el honor de contar con el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez.
AP: Como saben, el Secretario Herrera es Economista de la UAM con maestría del Colegio de México y estudios de doctorado en la Universidad de Nueva York. Además, fue Secretario de Finanzas del gobierno de la Ciudad de México, así como Gerente de la Práctica de Gobernanza Global, Servicio Público y Desempeño para América Latina y el Caribe en el Banco Mundial. Secretario Herrera, bienvenido a Norte Económico.
AH: Gracias por invitarme.
GC: Estimado Arturo, nos acompañaste en el evento que organizamos con el Instituto Internacional de Finanzas hace cerca de 2 años, cuando estabas el equipo de transición, así como en el Comité de Estudios Económicos en el IMEF, como Subsecretario. Ahora nos estás acompañando como Secretario y nos honras con tu presencia en Norte Económico. Muchísimas gracias. Queremos aprovechar tus conocimientos y experiencia, pero más aún, tu gran capacidad de comunicación.
AP: Vamos a dividir esta entrevista en 4 partes. La primera es para hablar de la compleja coyuntura actual que vive la economía mexicana; la segunda hace alusión a las finanzas públicas, y la tercera se relaciona con lo que consideramos el tema central de la economía en el mediano plazo que es la Reforma Tributaria y las pensiones.
GC: Hablando de un tema personal, estimado Arturo, ¿cómo va la recuperación de esa cirugía que te tuviste que practicar por esa lesión de tus días de futbolista? Traías muletas, ¿no?
AH: Sí, traía muletas. La verdad es que he salido muy bien, yo le agradezco mucho a los médicos del IMSS, del Hospital Magdalena de las Salinas. Ellos también están a cargo de mi rehabilitación y ha funcionado mejor de lo que yo mismo esperaba, así que estoy muy contento en ese sentido.
GC: Perfecto, esperamos verte pronto de nuevo en las canchas, estimado Arturo.
PRIMER BLOQUE: COYUNTURA DE LA ECONOMÍA
GC: Para comenzar con el primer tema, te comento que vimos tus entrevistas recientes con Leo Zuckermann, Carlos Mota, Javier Risco, Carmen Aristegui, Jenaro Villamil, entre otros, donde hablas sobre la naturaleza de la recesión actual, que no viene de una falla de mercado sino de una pandemia, y sobre cómo han cambiado las cosas en pocos meses, con proyecciones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional que fueron de 3 a -3 por ciento. En este sentido, nos gustaría que nos compartieras cómo ves el segundo semestre, qué sectores se están recuperando más rápido y cuáles son los riesgos más relevantes. En suma, ¿cómo ves el entorno macroeconómico este año?
AH: Para nosotros y para todo el mundo esta ha sido una crisis casi de carácter inédito. A la luz de este fenómeno, hay gente que ha tratado de observar si hay episodios epidemiológicos similares en los últimos 100 años, y sí se han encontrado. Alrededor de 1918 hubo una pandemia con la llamada gripe española, [inteligible] en 1968 en Hong Kong, y fueron extraordinariamente letales, con tasas de mortalidad altísimas. Lo que probablemente no existía era el diseño de políticas de salud pública y epidemiológica para enfrentarlas, y tampoco existían las condiciones. La gripe española se dio casi al final de la Primera Guerra Mundial y aquí estábamos en la Revolución; no existían las circunstancias para la sana distancia, más bien estábamos en un tema de lucha cuerpo a cuerpo, literalmente.
Lo novedoso de esta crisis es que la respuesta epidemiológica y de salud pública está ahí, llama a que la gente tenga un distanciamiento y permanezca en su casa. Eso hace que la actividad económica disminuya, sobre todo en ciertos sectores. En ese sentido, se trata de algo extraordinariamente nuevo, porque una parte de la salida de esta crisis no depende de los fundamentales ni de las reformas económicas, sino de la salud. Por ejemplo, desde el inicio de esta pandemia se ha dicho que no habrá una vacuna disponible en 18 meses, pero el impacto económico de contar con ella en dos meses o en un año es completamente distinto.
Entonces, ¿qué estamos viendo? Dado que el cierre fue abrupto y, por lo tanto, la disminución de la dinámica económica fueron abruptos, se espera un relajamiento y un cambio dramático en la actividad económica. Hoy mismo, en la Ciudad de México estamos en una situación sui géneris, con un semáforo en la parte roja y en transición a naranja. Desde el punto de vista económico, esto quiere decir que un número importante de actividades (por ejemplo, los restaurantes) no pueden abrir esta semana, pero lo harán la semana que entra. Por lo tanto, están en la etapa de preparación, en la que se deben limpiar los establecimientos, recontratar cocineros, comprar alimentos, ingredientes, etcétera.
Vamos a pasar de un periodo de cierre total en algunos sectores, a uno de apertura parcial. ¿A qué me refiero con esto? No vamos a llegar a donde estábamos antes, porque aun cuando un restaurante pueda abrir, tendrá que hacerlo con menos mesas y aceptando menos comensales, en circunstancias distintas y con medidas sanitarias. Entonces, habrá una recuperación muy alta respecto de la base de comparación en la que estamos hoy, pero será mucho más lenta que la caída. Esta última fue muy importante; la semana pasada el INEGI publicó diversos indicadores de actividad económica, y el sector industrial ha sido uno de los más golpeados. Es un sector que ya empezamos a abrir en tres actividades muy específicas: construcción, armadoras y minería, porque era importante comenzar a crecer.
La primera determinación que vamos a tener pronto es el crecimiento en el segundo trimestre, que es cuando el golpe económico se va a sentir más. Los números preliminares arrojan una caída de la actividad económica de entre 18 y 19 por ciento en abril, y tal vez un poco menos en mayo. Veremos cómo nos va con la apertura en junio
¿Qué esperamos para el segundo semestre? Vamos a entrar en una fase de apertura ordenada, es decir, sin regresar a lo que era normal antes (por eso se le llama la nueva normalidad), y habrá ciertos motores muy específicos. Uno de ellos es el Tratado de Libre Comercio, que ya era la apuesta del Gobierno para lograr parte del crecimiento que veremos en los próximos años. Entró en un impasse debido al Covid-19, entre otras cosas, porque va a llegar más inversión, pero a veces hay que cortejarla, hay que tocarle la puerta a los inversionistas y llamarlos. Eso requiere viajes, cosas que son imposibles y están en un plano secundario, porque todo mundo está preocupado por el impacto de salud.
Hay otra característica por la cual la recuperación será distinta a la de crisis anteriores, y es que tenemos un sector financiero bastante robusto, en particular la banca comercial, con niveles de capitalización muy diferentes a los de otras crisis. Esto es muy importante, porque no hay que esperar una resolución en el sector financiero y porque permite el relanzamiento de la economía a través del crédito.
AP: Hablando de un tema muy significativo, nosotros hemos contabilizado los apoyos que ustedes han llevado a cabo para atajar la crisis sanitaria, y consideramos que hay mucho más de lo que se anuncia en las conferencias de prensa mañaneras. En ellas se habla de los créditos a la palabra, las tandas del bienestar y los créditos de nómina de Fonacot. Todo esto suma cerca de 308 mil millones de pesos o poco más de 1.3 puntos del PIB. Pero hay una serie de apoyos de los que no se habla tanto. Por ejemplo, los programas de garantía de la banca de desarrollo (Nafin, Bancomext), apoyos de liquidez por casi 40 mil millones de pesos y muchos más que están en el documento de pre-criterios, el cual entregaron al Congreso el 1 de abril. En este sentido, nos gustaría que nos detallaras estos apoyos, cómo ves su instrumentación hasta el momento y qué retos hay hacia adelante.
AH: Efectivamente, hemos dado una serie de apoyos que van más allá de lo que usualmente hay en la mente del ciudadano común. Probablemente se debe a un error o a un estilo distinto de comunicación. En muchos países, lo que se hizo fue que todos los programas de apoyo se empaquetaron y se lanzaron al mismo tiempo. Nosotros hemos hecho anuncios en la medida que lo juzgamos necesario, en la medida en que estaban listos, y probablemente por esta fragmentación en la comunicación existe la percepción de que se ha hecho menos.
En una etapa muy temprana, cuando analizamos lo que iba a pasar, vimos dos cosas que debíamos tomar en cuenta al momento de pensar y diseñar las posibles intervenciones. La primera fue que, sobre todo muy al inicio, veíamos esto como algo muy temporal. Recordarán que la primera decisión de la Secretaría de Salud fue hacer un cierre hasta el 19 o 20 de abril, y ya después se amplió la jornada de sana distancia hasta el último día de mayo. En cualquier caso, si fuera un mes y medio, dos meses o dos meses y fracción, se veía como un problema de carácter temporal en su etapa más aguda, que iba a frenar el flujo de los diversos ingresos para los actores de la economía, es decir, las empresas y los restaurantes que no iban a vender. Por lo tanto, se iba a registrar pérdida de empleo al no tener con qué pagar; incumplimientos en el pago de la renta a proveedores o en los activos y créditos bancarios.
Por ello, las primeras medidas que implementamos tenían que ver con mitigar el impacto en los flujos financieros. Y ahí pensamos que había dos formas: una, proveer ciertos recursos para mitigar la falta de ingresos de manera paliativa, los cuales tenían que ver con los créditos a la palabra, al sector informal y al formal. Sin embargo, era igualmente importante impedir que la gente tuviera pagos importantes que hacer durante un periodo en el que no iba a tener ingresos. Ahí una de las medidas más importantes (y siguieron algunas en el mismo tono) fue dar una especie de periodo para que respiraran. Por ejemplo, en el caso de los créditos bancarios, se pospuso el pago de principal y de intereses durante tres meses. Hasta la semana pasada, se habían reestructurado casi ocho millones de créditos bajo esta forma. También se tomaron medidas similares en el caso de los seguros, las Afores, etcétera, de los que no tengo los números ahorita. Esto fue muy importante, impidió la salida de los flujos en un momento en que las familias y las empresas los tenían que cuidar. Además impidió el riesgo de quiebra, de tener que quebrantar de manera masiva créditos en la economía.
Otras medidas estaban asociadas a la inyección de liquidez. Esta es una crisis inusual, porque tiene elementos de una crisis de oferta y al mismo tiempo de demanda. Por ejemplo, desde febrero o marzo vemos que hay un cierre de actividades económicas en China, y algunos de los insumos que ahí se producían eran utilizados por el sector armador en México. Entonces, hay una interrupción en la cadena de valor por el lado de la oferta, pero por el otro lado, vemos una reducción en el consumo por dos razones muy importantes. Una es que la economía está cerrada, pero también hay una disminución en el consumo porque los ingresos de las familias se han reducido. El país en su conjunto ha perdido alrededor de un millón de empleos formales desde que empezó a cerrar la economía, y si no se tienen ingresos, tampoco se tienen recursos. Por ello, nuestra respuesta debe tener elementos de ambos lados, que ayuden en la parte de la oferta (ahí es muy importante el Tratado de Libre Comercio y el que haya crédito disponible para que las empresas puedan relanzarse), pero también en el lado de la demanda.
Nosotros estamos moviendo una parte muy importante del gasto, y en particular del gasto de inversión. En el ciclo presupuestal, estamos adelantando gasto que se tenía programado para noviembre y diciembre, a fin de que genere empleo y contratos; se utilice en arquitectos, ingenieros, en cemento, en chapopote, etcétera. También otorgamos créditos a través de distintos instrumentos, como Fovissste, Fonacot e Infonavit, que están en la base de la pirámide de la distribución de ingreso. Y esos créditos, que pueden ser personales, para la construcción o la autoconstrucción, se traducen muy rápidamente en la compra de insumos o en la contratación de actividades para la construcción, lo cual da un impulso por el lado de la demanda.
En suma, hay políticas por el lado financiero, el lado regulatorio, crediticio y del gasto, pero algo que claramente debimos hacer en su momento fue anunciarlas como paquete, de tal forma que el efecto psicológico fuera más importante.
SEGUNDO BLOQUE: FINANZAS PÚBLICAS
GC: Ahora quisiera pasar al tema de las finanzas públicas, pensando en el 2021. Sé que de por sí hay mucha incertidumbre para saber qué va a pasar este año, y es aún más complicado ver más allá. Sin embargo, dada la cercanía del inicio de las discusiones del presupuesto, vemos tres cosas:
1. La recuperación en forma de palomita de Nike. Como lo has comentado, se habla de la gradualidad de la recuperación.
2. Este año se van a utilizar fondos de estabilización, lo cual nos parece correcto. Son fondos para utilizar en emergencias, y sin duda nos encontramos en una, pero parte de ellos no estarán el año que entra.
3. Por el lado positivo, podría haber un remanente de operación del Banco de México, sobre todo debido al fortalecimiento del dólar de manera generalizada este año.
Entonces, ¿cómo ves, Secretario, estas fuentes de ingreso en 2021? ¿Cómo se ven los riesgos y las oportunidades?
AH: De una forma u otra, nosotros vamos a poder paliar este año. Pero hay algunas variables que nos tenían preocupados y han mejorado en las últimas semanas. Hay dos que eran centrales para nosotros, habían tenido movimientos en sus valores y nos habían hecho reflexionar de manera muy profunda: el tipo de cambio y el precio del petróleo. Como todos saben, hubo un desplome de este último y no hay otra forma de caracterizarlo, en el momento en que no hubo una reacción suficientemente oportuna de los países productores a la caída de la demanda en este sector.
En una clase de economía elemental, cuando nos hablan de las elasticidades de la curva de demanda, siempre nos dicen que hay un bien o un producto que tiene una curva extraordinariamente inelástica, que es el petróleo. Si bien no dejó de ser inelástica, tuvo un movimiento hacia la izquierda por la turbosina, la gasolina, etcétera, que se estaba consumiendo para algunas actividades industriales. Las aerolíneas están operando al 5 o al 10 por ciento de los niveles que tenían, y en México, los niveles de peaje y otras variables asociadas al tránsito de vehículos representan entre 40 y 45 por ciento de lo que había antes, lo cual se traduce en una disminución del consumo y de la demanda del petróleo y sus derivados, sin que deje de ser extraordinariamente inelástica.
Lo que diría un libro de texto básico es que la respuesta tendría que haber sido una contracción en el lado de la oferta del petróleo, la cual fue muy complicada. El grupo OPEP+ tardó en reaccionar y esto hizo que el precio de la mezcla mexicana llegara a cero, de hecho, temporalmente los futuros estuvieron abajo de cero, pero después estuvieron en 7 u 8 dólares por barril por algunos días. Luego quedaron estancados por cerca de una semana, en un valor de entre 13 y 15 dólares por barril; tuvieron un brinco a los veintitantos cuando ya se pusieron de acuerdo, y ahora están en los treinta y tantos, que ya no es una cifra mala y nos da un horizonte muy distinto, especialmente para 2021. ¿Por qué? Porque el 2020 está cubierto, ya que tenemos una protección a través de un derivado. No obstante, el derivado del siguiente año se fijará a partir del nivel donde encuentre, y estábamos en niveles muy bajos. Hoy, incluso con una apertura parcial de la actividad económica, los niveles ya están en rangos muchísimo más favorables, pero esta será una de las variables más importantes que vamos a seguir monitoreando de cara al presupuesto y al paquete de 2021, y todavía vamos a ver qué pasa en las próximas semanas.
Después había un par de variables más que eran muy importante para nosotros. Una de ellas era el tipo de cambio, pues llegamos a niveles de casi 25 (pesos por dólar). Después se fue recuperando, estuvo a niveles de 21 dólares y fracción hace diez días, y tuvo un pequeño brinco la semana pasada. Sin embargo, hay que distinguir los diversos efectos que mueven el tipo de cambio. Uno es el flight to quality, la fuga hacia la calidad o hacia un activo refugio. Esto significa que, ante incertidumbres en la actividad económica, las posiciones suelen agruparse alrededor de los activos en dólares. A su vez, esto crea un impacto en el tipo de cambio. Este fin de semana hubo rebrotes (de Covid-19) en China y Estados Unidos, por lo que no me sorprendería que vuelva a haber una pequeña apreciación del dólar. Pero básicamente, lo que sucede con el tipo de cambio es que está siguiendo las noticias en materia de salud, por ello, tendremos que monitorearlo. Al mismo tiempo, es un buen recordatorio de por qué se debe mantener la disciplina, incluso en estos procesos de apertura, en las medidas de salud y sana distancia. La gente irá a sus trabajos, pero lo hará en condiciones distintas, lo cual es muy importante para todo propósito práctico. China pensó que había logrado contener la crisis en Wuhan, pero el fin de semana hubo un rebrote en ese país que impactó a los mercados internacionales.
Finalmente, la otra variable de relevancia, tanto por las finanzas públicas como por la actividad económica, era la tasa de interés. Tenemos niveles completamente distintos a los de hace un año, cuando estábamos en más de 800 puntos base; hoy estamos en 5 y fracción. No sería descabellado esperar que, de aquí a fin de año, el Banco de México haga un ligero ajuste, por temas de autonomía del banco en los que no me quiero meter mucho, pero esto tiene un tipo de impacto directo en las finanzas públicas, porque el costo financiero del gobierno cae. Habría que recordar que, para este año, teníamos presupuestados más de 700 mil millones de pesos solo en pago de intereses. Asimismo, hay un impacto muy importante en la actividad económica, porque no es lo mismo que las empresas se estén fondeando a 10 que a 6.5.
Estas son algunas de las variables importantes que van a determinar qué pasa con las finanzas públicas en 2021. Sin embargo, hay una variable muy, muy importante que debemos tomar en cuenta. Hay una serie de fortalezas en el diseño, la arquitectura y la operación de las finanzas públicas; una de ellas es que la economía no se mueve de manera homogénea a lo largo de los años, sino que tiene ciclos que, a su vez, impactan en el ciclo de las finanzas públicas.
Los fondos de estabilización fueron pensados de esa forma: se iba ahorrando en los años de vacas gordas para gastar en los años de vacas flacas. No habrá un año de vacas tan delgadas como las que estamos viendo en 2020, pero eso no debe permitir que bajemos la guardia. Por el contrario, en algún momento de 2021 o 2022 debemos empezar a ahorrar nuevamente, porque con suerte no vamos a ver una crisis como esta en muchos años. Es probablemente la crisis más seria desde 1932, y si el patrón temporal es el mismo, pues no se volverá a ver otra igual hasta el 2100. Pero quizá tendremos algunas recesiones menores, como las que hubo entre los años 2000 y 2010. Eso requiere que vayamos creando los buffers para este ajuste y que, eventualmente, se introduzca de manera más específica en el funcionamiento de las finanzas públicas, como había sido nuestra idea. Yo creo que es una tarea que tenemos para los próximos dos años: determinar cuál es el nivel de ingresos que le dé equilibrio al Gobierno y cómo crear los “colchoncitos” de recursos alrededor de ese nivel de ingresos.
TERCER BLOQUE: REFORMA TRIBUTARIA
AP: Probablemente, el tema central para la economía es la Reforma Tributaria. Sabemos que desde hace varias administraciones se necesita una reforma de este tipo, que fortalezca las finanzas públicas y que no se ha querido o podido llevar a cabo. Vuelve a llegar el momento de hacerla, tal vez hasta después de las elecciones intermedias, como ha comentado el Presidente. En este sentido, ¿qué Reforma te gustaría ver, por un lado, y qué Reforma ves posible, por el otro?
AH: Hay algo que para mí es muy claro: el país recauda poco más de 13 por ciento del PIB. Este es un nivel de recaudación que, para un país con el nivel de desarrollo de México, es insuficiente. La media latinoamericana está en 17 por ciento, y los países latinoamericanos recaudamos poco. La razón por la que el país ha podido seguir operando durante tantos años, con niveles de recaudación relativamente bajos, es que tenía otras fuentes de ingresos no tributarios, en particular el petróleo, pero si bien era claro que esta nunca iba a ser una fuente permanente, este año hubo semanas en las que el petróleo estuvo por debajo de los 10 dólares por barril, lo cual subraya más la necesidad de tener fuentes de ingreso permanentes.
Hay diversos retos cuando uno se plantea lo que podría ser un cambio fundamental en la estructura tributaria del país. Por ejemplo: ¿qué tipo de estructura tributaria necesitamos? y ¿cuáles son las implicaciones para el gobierno federal, pero también para los gobiernos estatales? Estos últimos dependen en gran medida de las participaciones federales, que a su vez dependen de lo que el gobierno recauda, de tal forma que la caída de los ingresos este año se ha reflejado no solo en las finanzas de la administración federal, sino también de los gobiernos estatales.
Una vez que tenemos una idea clara de cuál es, desde el punto de vista técnico, la estructura que necesitamos, hay un tránsito político. Nadie ha negado a lo largo de las décadas que el país necesita más ingresos; lo que ha sido muy difícil es el tránsito político, ya que es muchísimo más fácil repartir dinero que cobrarlo. Los ciudadanos difícilmente se van a molestar si nosotros les damos más ingresos, pero casi cualquiera se molesta si el país cobra más.
¿Qué creo yo que ha estado cambiando? Hay mucha más conciencia de que el país necesita fuentes permanentes, pero también dos elementos que son casi de gestión de las finanzas públicas y políticos, los cuales son diferentes a los que teníamos antes. La insistencia del presidente López Obrador de implementar una política de austeridad hacia adentro y de combate a la corrupción ayuda en este sentido, en primer lugar porque libera recursos para el gasto, y en segundo, porque una de las quejas más frecuentes de los ciudadanos a lo largo de los años, era que no sabían en qué se iban a gastar los recursos, si irían a corrupción o a salarios. Parte de la intención del presidente López Obrador fue decir “miren, los salarios son más bajos que antes”, y yo se los puedo decir de manera personal.
Estamos eliminando muchos espacios de corrupción, lo cual permite que con lo que ya teníamos se haga (la Reforma), pero cuando haya necesidad de pasar a un tránsito político y una discusión de cuál es la fuente de ingresos con la que el país debe contar, esto ayudará en ese sentido.
GC: Muchísimas gracias, Arturo Herrera Gutiérrez, secretario de Hacienda y Crédito Público de nuestro país. Disfrutamos muchísimo esta conversación, un honor tenerte como invitado de primerísima aquí en Norte Económico, te deseamos todo lo mejor y te reiteramos que estamos a la orden para sumar esfuerzos en lo que se necesite para sacar a este magnífico país adelante.
AH: Muchísimas gracias por la invitación. Esto del podcast es una iniciativa muy buena; hay que buscar formas distintas de hacer llegar la información a todos los ciudadanos. Yo mismo soy consumidor de algunos podcast económicos y sobre música.
AP: Secretario, me uno al agradecimiento de Gabriel. Muchísimas gracias.
CUARTO BLOQUE: RECOMENDACIONES DE LIBROS Y DESPEDIDA
GC: Una vez más, quiero agradecer enormemente la presencia y la participación del Secretario de Hacienda en nuestro podcast, así como a todas las personas que estuvieron involucradas para que esto fuera posible.
Recientemente vimos en la cuenta de Twitter del Secretario Herrera que recomendó algunos libros, ¿no, Alex?
AP: Sí, dentro de los libros que recomendó se encuentran La gran crisis de deuda de Ray Dalio, así como La Reserva Federal y la crisis financiera, del ex presidente del Fed, Ben Bernanke.
GC: El libro de Bernanke me parece muy bueno, junto con otros dos títulos que publicó recientemente, El valor de actuar en 2015 y Firefighting en 2019. Perdón por decirlo en inglés, pero en español, ¿cómo sería Alex? ¿”Bombereando”?
Yo creo que es muy interesante para aprender lecciones de la crisis de alguien que estuvo al frente de la batalla. Este libro de Bernanke, que comenta el secretario Herrera en su cuenta de Twitter, lo conforman una serie de clases que dio en la Universidad George Washington, en la capital de Estados Unidos, en 2012, y en las cuales fue dando partida de las diferentes decisiones que se tomaron y algunas lecciones aprendidas, tanto positivas como negativas. Es un excelente libro, la verdad.
AP: En el caso de Ray Dalio, como ustedes saben es un inversionista muy famoso. Mucha de su fama recae en que fue de los pocos que pudo predecir la crisis de 2008-2009 y no necesariamente esos que estaban pronosticando recurrentemente crisis. Creo que él fue bastante oportuno, y justo el libro de La gran crisis de deuda (2018) nos muestra la experiencia de Dalio en Bridgewater, una firma muy importante de inversiones, cómo fue el manejo de la crisis de deuda y, hacia adelante, cómo se han tenido que adaptar los mercados a toda una serie de choques. Este libro y el de Principios, que se publicó un año antes, en 2017, se entienden como una continuidad de otra obra que publicó antes de la crisis, en 2007: Cómo funciona la máquina de la economía. Creo que es una lectura muy interesante en estos momentos tan complejos que estamos viviendo.
GC: No me queda más que agradecerles por acompañarnos en este quinto episodio de Norte Económico. Gracias, Alex, y gracias al equipo por hacer esto posible. Los esperamos la próxima semana.