CRECIMIENTO E INFLACIÓN CONTROLADA, LA EXPECTATIVA PARA 2021: BANXICO
EPISODIO 25 - PODCAST NORTE ECONÓMICO
- Se espera una caída menos pronunciada del PIB en 2020, de entre 8.5% y 9%
- El choque actual de precios es transitorio y se debe, en buena medida, al componente de alimentos.
- La tasa de interés se mantiene en niveles positivos y Banxico aún tiene margen de maniobra, pero no planea utilizarlo ahora.
Ciudad de México, 04 de noviembre de 2020.— La reapertura económica y la reclasificación de sectores considerados esenciales harán que el PIB de México tenga una caída menos pronunciada este año, sin embargo, los escenarios más optimistas se vislumbran para 2021, con un periodo de crecimiento importante y una inflación muy cercana a la meta de 3 por ciento. Así lo considera Gerardo Esquivel, Subgobernador del Banco de México (Banxico), entrevistado en una nueva emisión del podcast Norte Económico de Grupo Financiero Banorte.
Para el Doctor Esquivel, la recuperación de la economía continuará hacia fines de 2020, por lo que el decrecimiento del PIB ahora oscilará entre 8.5 y 9 por ciento (en agosto se anticipaba una caída de casi 10 por ciento, según la Encuesta de Expectativas de Banxico). No obstante, acotó que una parte importante del componente de crecimiento proviene de la oferta. La normalización total de la actividad económica tomará más tiempo y se mezclará con el efecto de la demanda, por ello, para el último trimestre de 2020 se prevé que la economía mexicana crezca alrededor de 6 por ciento, aún por debajo de lo observado en el mismo periodo del año previo.
Asimismo, el Subgobernador de Banxico explicó que el choque actual de precios es transitorio y está motivado, en buena medida, por el componente de alimentos procesados y no procesados. De ahí que la expectativa de inflación para el próximo año sea acercarse a la meta de 3 por ciento o, incluso, estar por debajo de ella.
En cuanto a las acciones que emprenderá Banxico en el futuro, Esquivel señaló que la tasa de interés se mantiene en niveles positivos, a pesar de una reducción de casi 400 puntos base desde julio de 2019 (cuando se ubicó en 8.25 por ciento), por lo que el banco central aún tiene margen de maniobra, pero no planea utilizarlo en este momento. Agregó que México y otros países emergentes podrían recurrir a la política fiscal expansiva, sin embargo, dichos esfuerzos se ven limitados por presiones y evaluaciones negativas por parte de las calificadoras, lo que, en su opinión, no contribuye a la estabilidad macroeconómica mundial.
Finalmente, el Subgobernador habló sobre la importancia de atender las desigualdades en el contexto de la pandemia, ya que, según sus propias estimaciones, el 1 por ciento más rico del país concentra el 30 por ciento del ingreso. Incluso, en el mundo actualmente se discuten las implicaciones de la política monetaria para atajar dichas desigualdades.
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Transcripción:
NORTE ECONÓMICO: EPISODIO 25
Con Gabriel Casillas, Director General Adjunto del área de Análisis Económico y Relación con Inversionistas, y Alejandro Padilla, Director Ejecutivo de Análisis Económico y Estrategia Financiera de Mercados. Un podcast de Banorte para encontrar el horizonte de la economía.
GC: Buenos días, amigos de Norte Económico, espero que se encuentren muy bien. Mi nombre es Gabriel Casillas y junto con Alejandro Padilla conducimos este podcast, además lideramos los equipos de análisis económico y estrategia financiera de mercados de Banorte. Hola, Alex, ¿cómo estás?
AP: Hola, estimado Gabriel, con el gusto saludarte a ti y a todos nuestros amigos de Norte Económico, afortunadamente me encuentro bien y espero que todos ustedes también. Estamos en nuestro vigésimo quinto episodio, Gabriel, y todavía es difícil asumirlo. Y qué mejor manera de cumplir 25 ediciones de este podcast que con una entrevista a una gran personalidad en México en términos de políticas económicas.
GC: Coincido Alex, estamos sumamente honrados de que en esta ocasión nos acompañe un extraordinario economista y miembro de la junta de gobierno del Banco de México, me refiero al doctor Gerardo Esquivel Hernández.
LA ENTREVISTA
La coyuntura económica contada por sus protagonistas
AP: Amigos de Norte Económico, contamos con la presencia de Gerardo Esquivel, Subgobernador del Banco de México desde el 2019, quien cuenta con Licenciatura en Economía por el Colegio de México y Doctorado por la Universidad de Harvard. El doctor Esquivel tiene una vasta experiencia en la academia, además de ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III. También ha sido Investigador visitante en el Fondo Monetario Internacional y ha sido consultor para el Banco Mundial, el BID, la CEPAL, la OCDE, el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. El Doctor Esquivel ha escrito artículos sobre una amplia gama de temas económicos y es uno de los economistas mexicanos más citados en la literatura económica. Además, ha sido galardonado en varias ocasiones por sus contribuciones de investigación. Subgobernador Gerardo Esquivel, bienvenido a Norte Económico.
GE: Gracias una vez más por la invitación, es un gusto y un placer estar con ustedes y con todo su auditorio.
GC: Muchísimas gracias, estimado Gerardo. Todavía recuerdo esa vez que tuve el placer de conocerte, que me invitaste a un panel en el Senado cuando trabajabas en uno de los importantes institutos y la verdad siempre es un gusto intercambiar ideas contigo, etcétera. De verdad qué maravilla.
Oye, Gerardo, empezando en materia, se acaba de publicar apenas el viernes pasado el PIB preliminar del tercer trimestre de este año, México, reflejando una mejoría importante en la actividad económica de nuestro país respecto al fuerte choque, sin precedentes, observado en el segundo trimestre. Una lectura similar arrojaron los reportes de PIB del tercer trimestre en Estados Unidos, la Eurozona y otras regiones. Sin embargo, también debemos de reconocer que algunos indicadores del trimestre en México y el mundo han comenzado a perder un poco de momentum. A esto, debemos agregar el riesgo que representa la segunda ola de contagios de coronavirus en el mundo para la fase de recuperación. Agradeceríamos mucho, estimado Gerardo, si nos puedes compartir tu expectativa sobre la economía mexicana en este sentido.
GE: Yo creo que el resultado del tercer trimestre fue, en general, relativamente positivo al hecho de que el crecimiento haya sido de 12 por ciento en el trimestre. Pues es, sin duda, el efecto del inicio de la reapertura económica después de la contracción muy significativa que hubo en marzo y abril, y que se ciñó un poco hasta mayo pero ya este trimestre se ven plenamente los efectos de la recuperación, de la reapertura, los efectos de la reclasificación de sectores como esenciales como son la construcción, la minería, toda la producción de la industria automotriz y aeroespacial. Todo eso empezó a reabrirse, empujado fundamentalmente por las exportaciones al sector externo. Eso contribuyó, junto con el avance de la reapertura en algunos sectores como de servicios, por ejemplo, comercios, en algunos restaurantes con todas las limitaciones que ello viene acompañado, pero al menos se reinició la actividad en algunos de estos sectores. Entonces la reapertura es lo que contribuyó a este proceso de crecimiento en tercer trimestre.
Esto es importante porque nos habla que buena parte del componente del crecimiento viene por el lado de la oferta, igual como la contracción del segundo trimestre vino, fundamentalmente, por el lado de la oferta. El lado de la demanda es algo que apenas vamos a empezar a ver, y en ese sentido es que hemos empezado a ver menores tasas de crecimiento en el mundo y, seguramente, lo que veremos en los próximos meses también en México, porque ya empezará a dominar o se empezarán a mezclar los factores tanto de una apertura más limitada que es todo los que nos falta por reabrir y que seguramente tendrá que ser a un ritmo más gradual y eso implica todos los temas de esparcimiento, todo el tema de que los restaurantes estén abiertos a mayor capacidad, etcétera. Todo un poco lo que va más asociado a la normalización de actividades tomará algo de tiempo, se empezará a mezclar con los efectos de demanda, esos es lo que empezaremos a ver los próximos meses o ya se está viendo en algunos países. Eso implica que el crecimiento se desacelerará un poco en el proceso, pero en mi opinión, todavía hacia el cuarto trimestre de este año continuará. Al menos es lo que estamos viendo en algunas cifras de muy corto plazo, por ejemplo yo le doy seguimiento a los temas de gasto en tarjetas de crédito y débito que se están publicando ya por parte del Banco de México y ahí se observa que en octubre, por ejemplo, también hubo un crecimiento importante respecto a septiembre. Esto quiere decir que la recuperación continuará hacia el fin de este año y yo calculo que eso implicará que el crecimiento sea menos malo de lo que algunos pronosticaban. Yo anticipo que el crecimiento estará ahora entre 8.5 y 9 por ciento, creo que es un rango que en lo personal estimo quedará el PIB de 2020 y que cerraremos el año con niveles hacia diciembre con el PIB todavía por debajo de diciembre del año pasado y quizás cercano al 6 por ciento, eso quiere decir que para el año próximo, habrá todavía posibilidades de crecimiento derivados tanto lo que nos falta por reabrir como de que ya iniciará un poco más la normalización de la economía, hacia 2021 yo veo un período todavía importante derivado de esta continuación y de la reapertura y el crecimiento, pero también del hecho de que ya por el simple hecho de un efecto base ya estaremos mucho más arriba este año de que terminaremos más o menos en promedio que insisto, va a estar un poco por ahí del 8.5 -9.
Esto implica que para 2021 vamos a anticipar un crecimiento, creo bastante razonable que esperamos se consolide y que eventualmente no ayude nos regresar, relativamente pronto, a los niveles, si no a los de 2018, al menos sí a los de principios de 2020.
AP: Estimado Gerardo, en las últimas lecturas quincenales de inflación hemos visto una métrica anual que se mantiene persistentemente en la parte alta del rango de variabilidad en torno a su meta de Banxico del 3 por ciento, con la última lectura en 4.09. Al analizar el componente subyacente, se observan presiones en mercancías, principalmente en alimentos, bebidas y tabaco, mientras que por el contrario, el componente de servicios ha reflejado una mejor dinámica obedeciendo a la situación económica actual. ¿Cuál es tu balance de riesgos para la inflación en lo que resta del año, pero principalmente en 2021?
GE: Mira, yo creo que en lo que resta del año el balance... Hay que entender un poco lo que tú describías muy bien que es los efectos diferenciados en los distintos componentes de la penetración subyacente, alimentos está subiendo como un choque que afectó a todo el mundo, el tema del precio de los alimentos. Pero, ¿qué pega de más en México? Porque en México tenemos un peso más importante de los alimentos en la composición del índice de precios. Si excluyéramos, solo para procesos de contabilidad y nosotros en el Banco de México hicimos en un ejercicios que se publicó en el informe trimestral pasado, en cómo sería la inflación excluyendo alimentos procesados y no procesados, que de hecho es como lo miden algunos países de penetración subyacente, encontraríamos que la inflación en México sería mucho más baja, sería, más bien, cercana al 3.2, si acaso al 3.3 por ciento. Eso quiere decir que el componente que realmente está generando el tema de que la inflación sea relativamente más alta en la parte alta del rango o incluso fuera de éste es debido a la evolución de los alimentos. Aquí entra el choque mundial de algunos aspectos de oferta, algunos problemas logísticos y también el tema del poder de mercado que tienen las empresas productoras de alimentos procesados en una economía como la mexicana. Yo creo que todo eso, si uno ve el momento que ocurrió todo esto fue al inicio de la pandemia, fue un aumento de una vez y para siempre que ya no se revirtió, y que está haciendo que se mantenga elevada la inflación todavía en estos meses.
Esto implica que hacía adelante, una vez que ya ocurrió este aumento, este escalón en los precios, las perspectivas que hay, que tenemos en el Banco y que se han publicado en los pronósticos de inflación que yo mismo tengo, son que la inflación regresará hacia finales, hacia la segunda parte del año próximo, yo diría, hacia niveles mucho más cercanos a la meta, y que terminaremos 2021, de hecho, cerca de la meta, quizá, ligeramente por debajo de ésta. Porque empezarán a predominar los efectos que ya hoy en día vemos que prevalecen en la parte de servicios, es decir, el efecto de una demanda deprimida y que la economía seguirá estando con menores niveles de actividad de los que venía teniendo hasta el año pasado, entonces, el pronóstico de inflación que nosotros tenemos en el banco (y que, insisto, yo comparto) es el hecho de que la inflación hacia el año 2021 regresará a sus niveles más cercanos a la meta y que con mucha probabilidad terminaremos 2021 muy cerca de la meta en torno al 3 por ciento.
Por el momento lo que estamos viviendo son los efectos de este aumento a los precios de los alimentos, que insisto, fue derivado de esta combinación de factores, pero que eventualmente pasará y que en ese sentido nosotros lo hemos manifestado reiteradamente confiamos en el choque de precios sea transitorio.
GC: Bueno, Gerardo, habiendo hablado de la actividad económica y del fuerte choque, así como la reactivación y tu evaluación sobre la inflación, ahora quisiéramos pasar a propuesta de política económica, como sabes uno de los principales temas de discusión de las recientes reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial justo se centró en el espacio de respuesta de política económica que le quedan tanto a los bancos centrales como a los gobiernos. El Banco Central Europeo, como bien sabes, envió un mensaje bastante laxo la semana pasada, sugiriendo un incremento en su programa de compra de activos en diciembre. Esta semana vamos a tener la decisión del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos y creo que será interesante escuchar las opciones que tienen a su alcance dentro de su llamada “caja de herramientas”.
Inclusive en economías emergentes hemos visto banco centrales que han comenzado a explorar estímulos no convencionales. A tu parecer, estimado Gerardo, ¿en algún momento el Banco de México podría considerar otras opciones? ¿Nos encontramos en una nueva fase de política monetaria?
GE: Sí, yo creo que lo que ha pasado en el mundo ante esta situación que estamos viviendo, pues evidentemente estaremos en los próximos meses y quizá habrá un tiempo un poco más prolongado que se había anticipado originalmente en un mundo de tasas de interés extraordinariamente bajas, esto lleva a preguntarnos un poco sobre la tasa neutral tanto en el mundo como en México que si esta se ha mantenido como antes o si se habrá ajustado a la baja. Yo creo que eventualmente se tendrán que hacer revisiones bajo esta dirección que posiblemente estaremos entrando en una tasa neutral más baja de lo que históricamente habíamos tenido y creo que eso tendríamos que ir incorporando en la toma de decisiones.
Nosotros en el banco seguimos con mucho detenimiento lo que están haciendo otros bancos centrales, como se podrán imaginar, estamos al tanto de lo que está ocurriendo en otras medidas que se están tomando más allá de las convencionales y nosotros, si bien, hemos analizado, comentado, en realidad no está propiamente dicho en la mesa; no todavía intervenido en nuestra dirección y que han entrado otros países y se han planteado en las discusiones, pero no ha sido una consideración realmente seria y no lo ha sido por una razón muy simple, que es el hecho, que aún en la parte convencional del manejo de la política monetaria todavía hay espacio, digamos, otros países lo están discutiendo porque estamos en sus umbrales con tasa 0; en otros casos en sus niveles históricos más bajos la tasa de interés cerca del 1 o 2 por ciento, entonces ya tienen que empezar a discutir otras cosas.
Nosotros en México, un poco por el nivel en el que veníamos, una tasa de interés muy alta de 8.25 por ciento, antes del inicio propiamente de este ciclo bajista que todavía en julio del año pasado que teníamos ese nivel de 8.25 por ciento, ya lo hemos bajado a 400 puntos base, pero aún estamos en periodos positivos de la tasa de interés. No estamos ni cerca de los niveles más bajos que hemos tenido, que como saben es del 3 por ciento, en su momento el más bajo. Todavía está ese margen, está ese margen de operación, no quiero decir que se vaya a tomar ahora, pero existe ese margen. Eso de alguna manera limita las posibilidades de plantear movernos hacia otras direcciones. Eso no quita que hayamos hecho otras cosas, que no son las que se circunscriben solamente a la tasa de interés, como ustedes saben, hemos abierto otras facilidades justamente para tratar de promover el crédito para tratar de contribuir al movimiento de los mercados, algunas de estas han funcionado mejor que otras. Yo creo que lo que hemos visto en los mercados en las últimas semanas y meses del ordenamiento del tipo de cambio, un poco el ajuste en toda la curva de las tasas de interés tienen que ver también con estas decisiones. Hay otras dimensiones que no hay funcionado también como las facilidades para otorgar crédito a micro y pequeñas empresas que están siendo subutilizadas por la banca comercial.
Pero en general, estamos haciendo uso de una gama de herramientas posibles y de otros instrumentos que no habían sido utilizados, un poco porque en el contexto en el que estamos es un contexto muy peculiar, muy especial, entonces hay que hacer lo más posible. ¿Si nos moveremos más adelante a otras herramientas? Creo que es algo que está aún por verse, mientras tengamos algún espacio en la parte convencional será difícil movernos a alguna otra dirección pero es algo que eventualmente tendremos que ir discutiendo a su conveniencia y dependerá de cómo evolucione la situación económica en el país.
AP: Bueno, Subgobernador Gerardo Esquivel, con estos comentarios tan interesantes y siguiendo con este tema del margen de maniobra de la política económica para ayudar a una recuperación sostenida en el mundo, se ha notado una presión en los banqueros centrales hacia un mayor impulso por el lado fiscal, al juzgar, por ejemplo, los comentarios que hemos visto recientemente o que hemos escuchado de Jerome Powell o Christine Lagarde, solamente por nombrar algunos. ¿Cuál es tu visión al respecto? Y en este sentido, ¿qué piensas de la Teoría Monetaria Moderna y sus principales exponentes como Stephanie Kelton? ¿Consideras que los países que cuentan con monedas de reserva como Estados Unidos estarán transitando por este camino?
GE: Mira, yo creo en términos de la respuesta fiscal y la combinación de políticas que debe implementarse, yo creo que sí es distinto, un poco, lo que pueden hacer países desarrollados y lo que pueden hacer países emergentes. Efectivamente, en el mundo desarrollado donde ya se adoptó el margen de maniobra en términos de las tasas de interés, donde están implementando estas otras políticas, está ocurriendo lo que ya planteó la economista en jefe del Fondo Monetario que estamos en una trampa de liquidez. Podríamos estar en una trampa de liquidez global y que la solución posible a esto pasa por un estímulo fiscal coordinado, inclusive.
Estamos en una situación tan particular como esta, en la que ya estamos hablando de estos fenómenos de trampa de liquidez a nivel no solo nacional, sino global. Entonces esta petición por estímulos fiscales está ocurriendo en el mundo desarrollado, y creo que tiene sentido en un mundo con tasas de interés tan bajas. Ahí en esos países puede ocurrir, simplemente porque las tasas de interés son tan bajas que el incremento en la parte de estímulo, incluso si se aumenta la deuda de manera significativa en los países desarrollados. Cuando uno piensa en algo que quizá debería ser más relevante de lo que termina siendo en la discusión, no es tanto la deuda al PIB, sino el servicio de la deuda al PIB (un flujo contra un flujo), eso termina haciendo prácticamente nulo el efecto cuando se aumenta la deuda con estos niveles de tasas de interés. En el caso de México, es claro que el flujo del pago de intereses de la deuda, con una tasa de interés que está disminuyendo tanto, reduce la presión sobre la deuda, a pesar de que el cociente deuda/PIB esté subiendo -como está ocurriendo en México-, como resultado de la caída del PIB o de la depreciación del tipo de cambio.
La presión fiscal de flujos, que es el pago de intereses de la deuda sobre el PIB, incluso está disminuyendo. Cuando pensamos en eso, pensamos que el margen de respuesta fiscal todavía se puede utilizar, pero sobre todo en los países desarrollados por esta razón que acabo de mencionar, pero incluso también en algunos países emergentes. Eso permitiría pensar que hay un cierto espacio fiscal que no se está utilizando. Dicho eso, creo que el problema también radica en cómo está ocurriendo la dinámica mundial y cómo países emergentes, que pudieran hacer más uso de este espacio fiscal (que insisto, se les está dando por la vía de la baja en las tasas de interés), no siempre lo usan, en parte porque las calificadoras, equivocadamente, ponen el énfasis en algunos indicadores que no son los más relevantes. A mí, por ejemplo, me parece un error que en medio de una crisis como la que estábamos viviendo, las calificadoras empezaran a hacer revisiones a la baja, negativas, cuando podían haber sido factores meramente coyunturales (dependería finalmente de la mezcla de políticas), y empiezan a introducir una presión sobre el comportamiento de las economías emergentes que además es procíclico. Yo creo que todo eso no ayuda, sinceramente, a la estabilidad macroeconómica mundial y limita, inevitablemente, los niveles de respuesta de países emergentes muy preocupados por estos temas. Un país como México, que de repente empieza a ser presionado en esta dimensión, lógicamente tiene que ser cuidadoso con el uso de ese espacio fiscal que yo creo que tiene, pero que inversionistas, calificadoras y analistas empiezan a percibir como limitado quizá de manera anticipada y equivocada. Eso se vuelve una especie de profecía autocumplida. En cuanto se empieza a decir "si su deuda está creciendo, esos países se van a meter en problemas", algunos países como México deciden no aumentar su deuda y entonces el impacto en el Producto puede ser mayor de lo que hubiera sido en otras circunstancias, y empieza de alguna manera a validarse. Creo que ése es el problema cuando se toman acciones como las que se tomaron a inicios de la pandemia, donde algunas calificadoras empezaron a bajar o a hacer comentarios, presionando o limitando el margen de respuesta de las autoridades económicas de distintos países.
Yo creo que eso es algo que realmente tenemos que pensar, y como instituciones tienen que revisar esas políticas, porque no contribuyen a la estabilidad económica mundial. En un contexto tan peculiar como éste, con un choque de la magnitud que estamos viendo, creo que ameritaba ser más prudentes en términos de esperar a observar las respuestas de política en países que empezaron a responder razonablemente bien, pudieron haberse visto limitados en su margen de respuesta por este tipo de acciones. En el caso de México, sin duda es un elemento que está jugando y presiona hacia una menor respuesta fiscal de la que creo que sería óptima. Yo mismo escribí a principios de la pandemia, en abril, que había un cierto margen, incluso con algunas propuestas concretas de política fiscal que se podían hacer (en algo muy poco común para una autoridad o un banco central), pero sentía que podían ayudar a la discusión, porque ésta fluctuaba entre hacer respuestas de política gigantescas, como si fuéramos un país desarrollado, o bien, la posición de no hacer una respuesta, justamente preocupados por este tema de las calificadoras. Creo que hay un punto intermedio, que puede usarse o haberse usado, pero sí importa el contexto en el que se dan los debates, y en ese sentido, una visión un poco más prudente o empática con la situación de emergencia que se estaba viviendo, hubiese ayudado a flexibilizar los márgenes de respuesta de los países emergentes. Perdón que me haya extendido, pero creo que era importante explicar con claridad mi posición en este tema.
AP: No, muchísimas gracias. Son comentarios muy útiles, muchas gracias.
GC: Sin duda, Gerardo. Al contrario, agradecemos tu tiempo y que atajes los temas de esta manera. De hecho, coincidimos contigo en que hubiera sido muy bueno utilizar un poco más (tal vez no tanto, como tú bien comentas) de espacio fiscal ante la coyuntura tan fuerte. En este sentido muy relacionado, estimado Gerardo, recientemente comentaste en un evento virtual el libro Capital e ideología del economista francés Thomas Piketty. Esto me recordó un análisis muy interesante sobre medición de desigualdad, utilizando justamente la metodología de Piketty, en tu documento de investigación titulado Desigualdad extrema en México (Oxfam, junio de 2015), del cual me he declarado fan en varias ocasiones. Aquí reportaste los resultados de un estudio sobre la desigualdad en México. En aquella ocasión encontraste un diferencial muy relevante entre la medición de concentración del ingreso, con la encuesta ingreso/gasto que lleva a cabo el INEGI, así como muchas otras agencias estadísticas en el mundo, por un lado, y por el otro, los registros fiscales que sugiere utilizar Piketty. ¿Nos podrías platicar un poco sobre tus resultados y cuáles son los retos que enfrentan México y el mundo en términos de desigualdad, sobre todo ante la situación actual de la pandemia?
GE: Uno de los resultados más importantes, y que mucha gente cita cuando habla del estudio que hice para Oxfam, era resultado de un estudio que acababa de hacer en ese momento con unos coautores del Colegio de México: Raymundo Campos (que ahora me acompaña en Banxico) y Emmanuel Chávez, estudiante de maestría del Colegio que ahora está haciendo su doctorado en Francia, en la Paris School of Economics, donde enseña Piketty. Encontramos que el 1 por ciento más rico del país concentraba el 21 por ciento del ingreso total. Era la concentración en el 1 por ciento más alta en los países que en ese momento tenían información comparable (un grupo muy limitado para que pudiéramos hacer la comparación). Ese dato, que de por sí era muy impresionante, después lo extendimos y lo hicimos con una metodología revisada y un poco más precisa; lo extendimos hacia periodos más recientes y encontramos que no solo era alto, sino que ha venido creciendo. El último dato que teníamos nosotros en nuestra estimación era que el 1 por ciento más rico del país tenía el 30 por ciento del ingreso.
Otros estudios que se han hecho en forma paralela han sugerido niveles incluso más altos. Hay estimaciones de Miguel del Castillo, un profesor del ITAM, que obtiene cifras más altas; hay un estudio de un observatorio laboral de la Ibero, encabezado por Graciela Teruel y otros investigadores, que encuentra niveles incluso más altos que nosotros, pero todos van en la misma dirección: la concentración del ingreso es algo que se ha agudizado. Ése es un tema que a mí me parece preocupante; tiene dimensiones incluso para la política monetaria (hoy en día se está discutiendo en el mundo la implicación de la política monetaria en la desigualdad, por cierto. Es algo completamente nuevo). Pero más allá del tema específico de la política monetaria y la desigualdad, es algo muy importante en un contexto como el de la pandemia, porque ha venido a dejar de manifiesto la magnitud de las desigualdades en todas las dimensiones.
Es distinto para un trabajador de cuello blanco, un trabajador formal como nosotros, que en este contexto de pandemia trabajamos desde nuestro hogar y podemos estar a salvo de exponernos al contagio, mientras que otros trabajadores en la informalidad, que requieren un flujo de ingreso para sobrevivir, están enfrentándose a este dilema de salir a trabajar y aumentar el riesgo de contagiarse, o quedarse en su casa con un menor nivel de vida. Luego está el tema del acceso a la salud, en condiciones peores si van a ciertos tipos de sistemas de salud, con mayores riesgos y menores posibilidades de supervivencia, e incluso otras dimensiones en las que a veces no se piensa: el tema educativo; el hecho de que muchos de nosotros estemos confinados en nuestros hogares hace que, por ejemplo, sus hijos, mis hijos o los hijos de personas con ingresos relativamente altos puedan estar en condiciones mucho más propicias para seguir estudiando a distancia, porque tienen un aparato de comunicación, internet que no se interrumpe, pueden tener comunicación directa con sus profesores, etc., mientras que estudiantes de escuelas públicas o con menores ingresos se ven en dificultades para continuar con su proceso de aprendizaje a distancia. En fin, (hay) una serie de manifestaciones que trae consigo la pandemia y revelan la magnitud de la desigualdad.
Quisiera mencionar el tema de la desigualdad de género, que también se ha visto exacerbada en esta situación. Con los hijos recluidos en las casas, porque no pueden ir a las escuelas, la principal carga recae en las madres de familia por razones histórico/culturales; eso ha sacado a muchas de ellas del mercado laboral, exacerbando la carga que de por sí es doble o a veces triple, porque muchas de ellas siguen haciendo su trabajo, cuidan a los hijos, cocinan, con cargas agotadoras que exacerban la desigualdad de género a nivel intrafamiliar... En fin, una serie de factores asociados al tema de la desigualdad; todo eso sería más fácil de transitar en economías menos desiguales y de hecho así lo podemos observar: en estas economías más gente tiene capacidad de trabajar remotamente desde casa; los costos en términos de acceso de niños, jóvenes o adolescentes a las comunicaciones es más fácil, por lo cual yo insisto y he insistido en la importancia de combatir la desigualdad de manera significativa en países como México, donde además esta desigualdad ha alcanzado niveles estratosféricos y ha seguido aumentando. En ese sentido, creo que es un tema del que debemos ser cada vez más conscientes; a pesar de que yo esté en un área que, aparentemente, tiene poco que ver con la desigualdad, lo sigo diciendo en cada oportunidad que tengo, aprovechando el foro y la oportunidad que a veces tengo de participar en estas discusiones, y señalo la importancia de la desigualdad como algo que nos debería preocupar como sociedad.
AP: Estimado Gerardo, ha sido un placer tenerte en este podcast, con comentarios de gran interés para nosotros y las personas que amablemente nos escuchan en Norte Económico. Me gustaría hacerte una última pregunta de corte personal. ¿Qué ha significado para ti formar parte de la Junta de Gobierno de Banco de México?
GE: Primero que nada, para mí ha sido un gran orgullo haber sido invitado a participar en una institución como el Banco de México. Es una institución de la que, como lo dije desde el día en que me invitaron a participar, prácticamente cualquier economista y seguramente todos los macroeconomistas quisiéramos formar parte en algún momento de nuestras vidas. Qué mejor, en mi caso, que ser miembro de la Junta de Gobierno, además, porque el Banco de México es una institución muy respetable y sólida, con gente de gran capacidad y un servicio interno de carrera que promueve a los funcionarios más eficaces y, por lo tanto, terminamos teniendo un instituto central realmente de primera, con gran capital humano y en el cual debo decir que, desde que llegué, fui recibido de una manera muy positiva. La verdad es que la relación que he logrado tener, tanto con mis colegas miembros de la Junta de Gobierno (en donde las diferencias de opinión son irrelevantes en términos de la capacidad de diálogo que hemos logrado establecer, de discusión y de debate al interior, y que creo que es bueno para el instituto), como con todo el staff que demuestra en todo momento una enorme capacidad... Y lo estamos viendo por ejemplo ahora: en casi ocho meses que llevamos de trabajo remoto, el banco central no ha dejado de trabajar un solo día y hemos tenido todas nuestras reuniones de manera regular, cotidiana y más intensas como se pueden imaginar, por razones evidentes, y sigue funcionando como reloj. Entonces, es un gran orgullo y un reto hacer lo mejor posible en una institución de esta envergadura, de esta trayectoria, de esta solidez y de esta importancia para la estabilidad económica del país. Creo que, en ese sentido, yo he tratado de hacer lo mejor que puedo; de aprender día con día de mis colegas y compañeros del banco, y para mí ha sido, hasta el momento, una gran experiencia de la cual me siento muy afortunado. No puedo dejar de agradecer esta oportunidad que tuve, profesionalmente, de participar en el Banco de México.
DESPEDIDA
GC: Estimado Gerardo, muchísimas gracias. La verdad es que para nosotros ha sido un honor y un verdadero placer escuchar tus comentarios en Norte Económico. Siempre nos gustaría tener más tiempo y seguir discutiendo ideas; siempre es interesante saber qué piensas en todo sentido de la economía, en la parte de la desigualdad, etcétera, pero bueno, pues ni modo, el tiempo se acaba. Te agradecemos muchísimo, te deseamos todo lo mejor y mucha salud. Te mando un fuerte abrazo, estimado Gerardo.
GE: Muchas gracias por la invitación y les deseo exactamente lo mismo: que estén muy bien ustedes, sus familias y sus seres queridos.
AP: Estimado Gerardo, me uno al agradecimiento de Gabriel. Disfrutamos muchísimo de tu análisis. Mucho éxito y todo lo mejor, Doctor Gerardo Esquivel, Subgobernador de Banco de México.
GE: Gracias y un saludo a todo el auditorio.
GC: Amigos de Norte Económico, hemos concluido nuestro vigésimo quinto episodio| y estoy seguro de que, al igual que nosotros, ustedes disfrutaron esta entrevista con el Subgobernador Esquivel. Les deseo mucha salud y mucho éxito.
AP: Muchas gracias por escucharnos. Los esperamos la próxima semana con una edición más de Norte Económico. Cuídense mucho y les mando un fuerte abrazo a todos.